Hoy, 30 de marzo, se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar

Hoy, 30 de marzo, se celebra el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar

Desde Izquierda Diario y Pan y Rosas venimos denunciando la situación de absoluta precariedad en la que se encuentran las trabajadoras del Hogar. Ya en 2016 denunciábamos a raíz del estudio publicado por la OIT “Protección social para los trabajadores domésticos: principales tendencias políticas y estadísticas”, que la mayoría de las empleadas del hogar seguían, y siguen a día de hoy, trabajando sin protección social.

En 2018, colectivos y asociaciones de trabajadoras de todo el Estado se unieron contra la enmienda 6777 en los Presupuestos del Estado, que retrasaba la incorporación del sector al régimen general hasta en 2024, en vez de en 2019, como decretaba el RD 1620/11. En octubre de ese año consiguieron que el primer Gobierno del PSOE, tras la moción de censura a Rajoy, rectificara para adelantarlo a 2021. Sin embargo, un último decreto de 2020, ya con el Gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos y en plena pandemia, ha vuelto a retrasar su incorporación al régimen general hasta 2023.

Y es que, aunque los colectivos de mujeres y trabajadoras lo venimos advirtiendo, un año después del inicio de la pandemia, la crisis desatada por el Covid está teniendo unas consecuencias brutales en la salud de millones de personas, especialmente en la economía y el día a día de las mujeres de los sectores más precarios, como son las trabajadoras del hogar, pero como hemos comprobado a lo largo de este año, las promesas del gobierno de “no dejar a nadie atrás” se han concretado en millonarias ayudas a las patronales mientras que las trabajadoras más precarias ven recrudecida su situación, en un contexto de despidos, paro y una perspectiva de superar la crisis que se aleja con cada nueva oleada.

El 28 de enero, el Ministerio de Trabajo hizo público un aviso dirigido a quienes figuren como empleadores en las bases de datos de la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS), a quienes da un plazo hasta el 31 de marzo para que comuniquen los salarios de sus trabajadoras, con dos condiciones: un contrato de trabajo a tiempo completo y retribuciones inferiores al SMI. A partir del 1 de abril de 2021, si el empleador no ha declarado el salario actual ante la TGSS, se iniciarán actuaciones inspectoras de comprobación por parte de la ITSS que dicen “pueden conllevar sanciones”. ATH-ELE (Asociación de Trabajadoras del Hogar de Bizkaia) advierte de la parcialidad de la medida ya que que “el aviso es explícito para las contrataciones a tiempo completo por debajo del salario mínimo, pero no tanto con respecto a la obligación de retroactividad o la necesidad de hacer aflorar los incumplimientos en las contrataciones parciales.”, aunque la consideran una victoria.

Lo que tienen claro las trabajadoras del Hogar es que las mejoras y derechos para todas en este sector no van a venir desde arriba y celebran hoy su día Internacional, con la perspectiva de seguir luchando.

Testimonios de lucha

En 2017 Paola, trabajadora del hogar, quien impulsó con nosotras la campaña #SusViolenciasNuestraLucha, nos contaba “Me pagaban 650 euros trabajando 24hs de lunes a viernes”. También Saraí Arce, del Sindicato ESK, quien denunciaba que desde la aprobación del Estatuto de los Trabajadores en el año 1981 las personas que desarrollan su labor como trabajadoras de hogar (mayoritariamente mujeres) han sido consideradas distintas al resto de la clase trabajadora.

Nuestra compañera Raquel Sanz, militante de Pan y Rosas y CRT, y trabajadora del hogar, que viene tomando esta cuestión y organizándose con otras trabajadoras ya planteaba en 2018, “En estos días en que los colectivos de trabajadoras domésticas siguen con especial atención el anuncio del gobierno de Sánchez, con el apoyo de Podemos, de incluir en los presupuestos de 2019 la ratificación del convenio 189. ¿Qué podemos esperar?.

Hace hoy dos años, el 30 de marzo de 2019, se concentraban en Madrid las trabajadoras empleadas del hogar y cuidados. “No tenemos convenio propio y por consecuente no cobramos prestación por desempleo y podemos ser despedidas en cualquier momento por una rabieta de la señora. Esta es la realidad que sufrimos decenas de miles de mujeres trabajadoras en el Estado español. En muchos casos además trabajamos sin cotizar a la Seguridad Social, no tenemos derecho a bajas y mucho menos reconocimiento de enfermedades laborales, ni que decir, cobrar el día de mañana la pensión por jubilación”, denunciaban.

Annely, trabajadora de hogar del colectivo “Servicio Doméstico Activo (SEDOAC), nos contaba como ella fue víctima de los abusos laborales cuando trabajaba como interna. “La esclavitud moderna”, así lo define y nos dice que “hay que acabar con este tipo de explotación, aboliendo este tipo de trabajo en régimen interno”. Annely denuncia que existe un alto porcentaje de estas trabajadoras migrantes sin contrato por lo que no pueden regularizar su situación en nuestro país, y viven con el miedo metido en el cuerpo a ser despedidas de sus trabajos y que la policía las pare y por no tener papeles en regla las deporten a sus países de origen.

En diciembre de ese mismo año Madrid albergó el segundo congreso de empleadas del hogar, donde se dieron cita más de 160 trabajadoras del hogar, representando a decenas de colectivos de 20 ciudades y 11 comunidades autónomas del Estado español.

Poco después, en plena pandemia del Covid, Carolina Elías, presidenta de SEDOAC, nos hablaba de la situación en la que se encontraron estas trabajadoras en medio de la crisis del Covid-19. “Esta semana el Gobierno anunciaba un subsidio extraordinario para empleadas del hogar que cubriría el 70% de la base cotizable del salario. Esta medida resulta totalmente insuficiente, ¿qué ocurre con todas las trabajadoras que no tienen contrato? Se estima que 1 de cada 3 empleadas del hogar está empleada irregularmente, un dato que creemos dista mucho de la realidad, siendo un porcentaje superior. ¿Y qué ocurre con aquellas inmigrantes sin papeles? O ¿con aquellas que se encuentran en régimen de ’internas’?”

En Barcelona bajo el lema “Cuida a quien te cuida”, la Asociación Mujeres Migrantes Diversas impulsaba una caja de resistencia para las trabajadoras del hogar y de cuidados: “Una vez más, somos las mujeres migradas y racializadas las que pagaremos con nuestros cuerpos las consecuencias más duras de esta situación”, denunciaban.

Así mismo denunciaba otra compañera de Pan y Rosas Barcelona, “Si las medidas del Estado de Alarma propuestas por el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos, no garantizan los derechos de la mayoría de los y las trabajadoras, aún menos contempla la situación de las personas inmigrantes.”

“Somos nosotras, las trabajadoras de vidas precarias, las migrantes, las jornaleras del campo, las empleadas del hogar, las Kellys , trabajadoras de limpieza, enfermeras, trabajadoras de servicio a domicilio, cajeras, en definitiva, las que nos hemos convertido en esenciales con esta crisis, las que estamos sufriendo un mayor número de despidos, las que estamos percibiendo sueldos más bajos con contratos parciales, las que sufrimos las externalizaciones o la represión por parte de la policía -como la que sufren nuestras compañeras migrantes perseguidas en los intercambiadores de autobuses cuando se dirigen a trabajar a los domicilios de los barrios ricos-, y también somos las mujeres jubiladas que se rompieron la espalda invisibles y maltratadas por un sistema patriarcal y capitalista y ahora cobran una mísera pensión que no les permite pagar los alquileres de sus casas y son desahuciadas por la ambición del pelotazo urbanístico”, denuncian las compañeras de la Red de Precarixs. Por ello este 8M llamaron a desobedecer la prohibición del gobierno en Madrid, “nos quieren imponer sus reglas, somos miles y no nos van a detener a todas por eso salgamos e inundemos las calles de Madrid que son nuestras.”

En el día internacional de las empleadas domésticas, seguimos recogiendo su testimonio y saludamos, difundimos y compartimos su lucha. Adelante las trabajadoras del hogar y los cuidados, mujeres esenciales, valientes y luchadoras, en primera línea contra el virus de la explotación laboral.

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