No Pedimos, ¡exigimos! Nuestro derecho al PAN… pero también a las ROSAS
¿QUIÉNES SOMOS?
Somos trabajadoras, estudiantes, jóvenes, no tan jóvenes, mayores, amas de casa, profesoras, paradas, inmigrantes, lesbianas,
heterosexuales, bisexuales, trans, madres, hijas, solteras, casadas, hermanas. Somos como tú, como ellas, como vosotras.
Nos manifestamos, luchamos en las calles, en las facultades, en las huelgas, hacemos cajas de resistencia. Hacemos pancartas y banderas. Debatimos, desmitificamos conceptos y prejuicios.
Recuperamos la memoria de las luchadoras, rebeldes y revolucionarias del pasado. Pensamos cómo continuar en el presente.
No le pedimos nada a nadie, exigimos lo que nos corresponde por derecho.
Queremos ser la voz de la mayoría de las mujeres, trabajadoras, inmigrantes, jóvenes… Las olvidadas desde hace décadas por el feminismo liberal y corporativo. No le pedimos nada a nadie, exigimos lo que nos corresponde por derecho. No confiamos en ningún gobierno, ni en la Iglesia. Tampoco en los patrones, sus partidos y su Estado. Nuestra lucha antipatriarcal va unida a una lucha contra el sistema capitalista, la fuente de los problemas que afecta a la mayoría de las mujeres y todos los sectores explotados y oprimidos.
En el Estado español, el gobierno del PSOE se presenta como un “gobierno feminista”, pero nosotras sabemos que detrás de su retórica lo
que queda es un gobierno neoliberal con “rostro de mujer”. Un gobierno que expulsa a las y los inmigrantes de forma exprés, que mantiene los acuerdos con la Iglesia conservadora, que sostiene la precariedad laboral de las mujeres y aplica las políticas neoliberales de la UE es “feminista”. Este no es un gobierno al servicio de la mayoría de las mujeres -las trabajadoras, las precarias, las pensionistas, las jóvenes que no pueden pagar las tasas universitarias o están en el paro-. En todo caso, no es más que la expresión de un feminismo liberal, meritocrático, donde un pequeño grupo de privilegiadas pueden romper el techo de cristal mientras nada cambia en la vida de la mayoría de las mujeres. Ahí tenemos a Angela Merkel, Theresa May, Marine Le Pen o la exvicepresidenta española Soraya Sáenz de Santamaría. Frente a la extrema derecha, los conservadores como el PP o los liberales como Ciudadanos, no es una alternativa este “feminismo neoliberal” del PSOE en el gobierno. Nuestros derechos se conquistan con la movilización.
En el movimiento estudiantil Pan y Rosas lucha en común con la agrupación juvenil Contracorriente. Enfrentamos la violencia machista que no cesa bajo la complicidad del Estado y sus instituciones, los recortes presupuestarios, las altas tasas y la precariedad.
El pasado 8M promovimos asambleas en nuestros lugares de estudio, encierros y huelgas por nuestras demandas. También organizamos charlas y talleres de “feminismo y marxismo” para retomar las estrategias de emancipación de las mujeres, desplegando las ideas de las grandes mujeres revolucionarias y socialistas como Rosa Luxemburgo y Clara Zetkin. Somos parte de una nueva generación que salió a las calles con el 8M, contra la justicia patriarcal, con las huelgas estudiantiles y de la clase trabajadora como Las Kellys o Amazon, y antes con el 15M y las luchas contra los desahucios. Somos parte de la juventud combativa, anticapitalista, las que luchamos por “NiUnaMenos”, contra todos los intentos de recortar nuestros derechos, y por conquistar nuevos. Queremos construir un nuevo feminismo anticapitalista y antipatriarcal junto a las trabajadoras y trabajadores.
Pan y Rosas es una agrupación de mujeres internacional. En Argentina nuestras compañeras están al frente de la lucha por el derecho al aborto y contra los recortes del gobierno neoliberal de Macri. En Brasil, las compañeras de Pão e Rosas enfrentan las políticas de la derecha golpista, el machismo, el racismo y la represión a la juventud. Estamos también en Chile, México, Bolivia, Venezuela, Uruguay, Perú, Costa Rica y Estados Unidos. También tenemos compañeras feministas anticapitalistas en Francia, Italia y Alemania. En el Estado español, impulsamos Pan y Rosas las militantes de la Corriente Revolucionaria de Trabajadores y Trabajadoras (CRT) junto a estudiantes y trabajadoras independientes. El pasado 8M, Pan y Rosas fue impulsora de la huelga internacional de mujeres en todo el mundo, luchando por un feminismo anticapitalista y revolucionario. Hacia el próximo 8M seguimos impulsando la autoorganización por una gran huelga de mujeres internacional que conmueva los cimientos del mundo entero.
¿POR QUÉ LUCHAMOS?
I. Luchamos por ¡NiUnaMenos!
Porque si aumentan los feminicidios -el último eslabón de una larga cadena de múltiples violencias machistas- es porque estamos expuestas a violencia sexual, a muertes por abortos clandestinos, acoso y precariedad laboral, desigualdad salarial, racismo e islamofobia.
Y porque no queremos ser las víctimas sumisas del patriarcado, no esperamos nada pasivamente del Estado, sus partidos e instituciones. Exigimos en las calles nuestros derechos llamando a un movimiento de mujeres y feminista independiente, para arrancar un derecho tan básico como que “no nos maten por ser mujeres”.
III. ¡Por los derechos de las mujeres trabajadoras! ¡Basta de discriminación!
A igual trabajo, iguales condiciones, derechos y salario. Denunciamos la discriminación, el acoso y la precariedad laboral, los contratos de obra y servicio, contratas y subcontratas. Por eso exigimos el pase a plantilla fija de todas las trabajadoras. La prohibición de los contratos temporales y las ETTs, y el pago de todos los derechos por maternidad. Contra los recortes en sanidad, la educación y los servicios públicos que lleva a que las cargas familiares y del hogar aumenten y se hagan cada vez más pesadas. El trabajo de cuidados en los hogares queda a cargo mayoritariamente de las mujeres, con la doble jornada de tareas domésticas y de cuidados. Es un trabajo no reconocido y no pago por los capitalistas pero vital para la reproducción del capital: para que los y las trabajadorxs vayan cada día a las empresas, tienen que comer, vestirse y descansar.
Luchamos por visibilizar el trabajo de cuidados al mismo tiempo que exigimos guarderías gratuitas a cargo de la patronal y el Estado en fábricas y establecimientos laborales, durante las 24 horas, residencias para personas dependientes gratuitas, lavanderías y comedores comunitarios, financiados por el Estado y los capitalistas, así como extender los permisos por maternidad y paternidad, iguales e intransferibles.
IV. Luchamos en los centros de estudio, colegios y universidades por una Educación laica en los valores de la igualdad de género y la libertad sexo-afectiva.
Por comisiones de mujeres de estudiantes, profesoras y personal administrativo que luche contra la casta académica patriarcal, que transforma a las secretarías o comisiones de igualdad en organismos “vacíos y burocratizados”, ineficaces para enfrentar el machismo en las universidades y centros de estudios; a la vez que impone obstáculos para la investigación y elimina las asignaturas sobre género.
V. Por la separación efectiva de la Iglesia y el Estado, el fin del Concordato y la subvención a la educación religiosa.
Luchamos contra la intromisión de la Iglesia y sus valores reaccionarios en nuestras vidas, en nuestra sexualidad y educación. ¡Fuera los rosarios de nuestros ovarios! También lucha mos contra esa reaccionaria institución patriarcal, la monarquía, y por terminar con la justicia patriarcal.
VI. Por los derechos de la diversidad y la libertad sexual, ¡Basta de LGTBIfobia!
Luchamos contra la moral católica que arremete contra la libertad sexual. Contra la patologización de la transexualidad. Porque la homolesbotransfobia no para de crecer, ¡recuperemos el espíritu de Stonewall!
VII. Contra el racismo, la islamofobia, la xenofobia, que refuerzan las triples cadenas de opresión hacia las mujeres inmigrantes en este Estado imperialista: ¡se denegó el básico derecho a la sanidad pública a inmigrantes “sin papeles”!
Porque somos antiimperialistas e internacionalistas. Exigimos la derogación de la ley de extranjería. El cierre de los CIEs. Acceso universal e igualitario a la Sanidad Pública y a todos los servicios sociales con independencia de la situación legal de cada persona, con atención especial de las mujeres inmigrantes que sufren violencia machista.
Capitalismo y patriarcado ¡alianza criminal!
Hoy la lucha de las mujeres se transforma en canal de expresión del descontento de trabajadores, jóvenes y estudiantes contra las políticas de austeridad. Nuestra lucha es la semilla de una alianza que se hará fundamental a la hora de asestarle una derrota al capitalismo patriarcal. Y en la lucha por nuestra emancipación intentaremos que sean millones de trabajadores y trabajadoras –la inmensa mayoría de la población mundial– quienes tomen en sus manos estas banderas. Y así, las más precarizadas que son marginadas del sistema, las amas de casa recluidas en hogares individuales, las personas en situación de prostitución o arrojadas a las redes de trata, podrán tener la voz tan acallada bajo un sistema que las destruye.
Esa alianza no puede construirse convirtiendo la lucha antipatriarcal en una “lucha contra los hombres”. El patriarcado es algo más que uno, varios o muchos individuos violentos: es un modo social de reproducción de las relaciones entre los géneros, basado en la subordinación y opresión de las mujeres. A la vez, esta alianza no debe hacer caso omiso al hecho de que entre las clases explotadas
existe también la opresión de unos sobre otras.
Pero a la vez nos proponemos romper las cadenas de un orden social capitalista que pesa sobre millones de seres humanos en todo el planeta.
Nuestras convicciones no nacen de un odio personal, individual. Es el odio social que, como una chispa, encendió la lucha de clases a lo largo de la historia. Y porque los derechos que hemos conquistado con nuestra lucha, pueden retroceder si no luchamos bajo la perspectiva revolucionaria de acabar con este sistema basado en la más abyecta de las jerarquías: en la que un puñado de personas
vive a expensas de la explotación descarnada de millones de seres humanos. Y hoy más que nunca, porque en pleno siglo XXI, para legitimar las desigualdades de clase cada vez más evidentes, el capitalismo necesita de las múltiples opresiones hacia las mujeres del sistema patriarcal. Por eso retomamos la tradición de las mujeres revolucionarias, como Clara Zetkin, Rosa Luxemburgo y muchas otras, que se propusieron organizar a las mujeres trabajadoras en una gran organización revolucionaria junto a sus compañeros, para luchar contra la explotación capitalista y todas las opresiones.
Por todo esto nos proponemos organizar Pan y Rosas con vosotras, jóvenes y estudiantes, trabajadoras o futuras trabajadoras, precarias,
inmigrantes. Y con todas las mujeres que en su lugar de trabajo y estudio luchan día a día contra las consecuencias de la miseria capitalista y las opresiones. Porque nuestros derechos no se mendigan ¡se conquistan!