De Gea y el “rey del porno” en el fútbol español: ¿escándalo sexual o red de prostitución?

Torbe, más conocido como el “rey del porno”se encuentra en prisión desde el pasado mes de Abril acusado por delitos de trata de personas, explotación sexual de menores y blanqueamiento de dinero.

El “empresario del porno” encabezaba junto a su socio ucraniano Borys Malynovskyi, una compleja red de explotación sexual de mujeres y menores con el objetivo de difundir grabaciones pornográficas para una web ucraniana.

Las mujeres eran captadas por colaboradores que les ofrecían trabajar supuestamente en shows eróticos vía web cam, una vez que conseguían imágenes de ellas desnudas las extorsionaban para grabar las escenas y las continuaban explotando en el porno o en la prostitución.

Las humillaciones, los abusos sexuales y las agresiones físicas se convertían en una constante. Alrededor de una veintena de mujeres habrían estado en esta situación según los testimonios de varias víctimas, “hasta 24 horas de contínuo y en condiciones infrahumanas y hacinadas” en un piso en Madrid.

“El caso Torbe” ha vuelto a poner sobre la mesa la realidad de violencia y explotación sexual que esconde la industria del sexo, uno de los comercios más lucrativos a nivel internacional íntimamente ligado a los complejos entramados de trata y tráfico de personas, especialmente de mujeres y niñas, que se extienden contínuamente en todo el mundo y que abarca desde la prostitución hasta la pornografía.

Los informes que rescatan el testimonio de varias testigos protegidas relacionan a los jugadores De Gea, del Manchester United y portero de la actual Selección Española, y Muniain del Atlhetico de Bilbao.

Las mujeres informaron de que los “servicios” fueron contratados por De Gea, que no participó en ese encuentro. Torbe trasladó a las chicas a un Hotel del centro de Madrid informándolas de que se encontrarían con dos futbolistas y que deberían hacer todo lo que ellos quisieran, prometiéndoles una gran cantidad de dinero que nunca cobraron.

Uno de los dos jugadores ha sido identificado como Muniain, mientras el segundo no está claro. Ante la negativa de una de las dos chicas a hacer lo que se le exigía, Torbe abusó sexualmente de ella para amedrentarla. Durante el encuentro, las dos chicas fueron abusadas sexualmente por los jugadores, quienes las amenazaban y golpeaban cuando se resistían. La testigo afirma que repitió en varias ocasiones delante de los futbolistas que quería abandonar la habitación, pero no le fue permitido.

En una conversación de Whatsapp posterior entre una de las dos testigos y De Gea, este vuelve a solicitar otro encuentro. Esta vez sí tendría la intención de participar él junto a otros cinco jugadores del Manchester United. La conversación ha sido publicada por el periódico El Diario y presentada como prueba.

La prensa le quita peso a este terrible caso y las redes sociales se indignan contra las mujeres

A pocos días de que se iniciara la Eurocopa el caso ha causado un enorme revuelo en las redes sociales. Pese a las graves acusaciones, David De Gea ha salido como titular al campo. Es importante remarcar que la investigación permanece abierta y en ella aparecen Muniain por un posible delito de abuso sexual y el guardameta de la “la Roja” por haber contratado y sufragado los gastos.

A los testimonios de las testigos protegidas, la comisión investigadora que se dedica al caso le atribuye un “alto grado de veracidad”. Además existen pruebas documentales que se han hecho públicas y que consisten en diversas capturas de pantalla de conversaciones realizadas entre los futbolistas y las mujeres.

Sin embargo, todo esto no parece ser lo suficientemente importante para la selección española que ante la gravedad de los hechos ha cerrado filas en apoyo al portero. El seleccionador Vicente del Bosque ha afirmado en rueda de prensa que “no hay motivos para dudar de él”, “se le ve tranquilo y bastante creíble”. Sí, sí…”bastante creíble”.

¿Estar investigado en un caso de trata y explotación sexual, no es ningún motivo?. Por su parte, el resto de jugadores han manifestado su apoyo, acompañándole en una rueda de prensa en la que aparecía Piqué y Jordi Alba.

Al otro lado, las redes sociales se llenaban de comentarios en defensa de los futbolistas. Una larga lista de ofensas, insultos y humillaciones que dan forma a los bochornosos comentarios que aprovechando el derecho a la presunción de inocencia de los investigados desacreditan la información ofrecida por las víctimas, acusándolas de ser artífices una especie de “conspiración extraña” para conseguir un minuto de fama y algo de dinero.

Comentarios que relativizan los hechos, obviando que se trata de testimonios clave para desentrañar una compleja red de trata y explotación sexual en la que se incluyen menores y que, además, la información aportada por las mujeres fue de vital importancia para detener a Torbe. Una vez más, el falso mito de las denuncias falsas sale a escena para socorrer a los posibles agresores.

Mientras tanto, la prensa aporta su granito de arena al asunto calificando como “escándalo sexual” a una agresión y un delito de trata de personas, invisibilizando que se trata de hechos en los que aparecen agresores y víctimas, mediante anunciados sensacionalistas que no hacen más que reproducir la misoginia que alimenta la violencia machista que viola, golpea, trafica, explota y asesina mujeres cada día y que supura por cada uno de los poros de este entramado social, impregnando cada una de las instituciones y nublando el juicio de opinión pública, más concentrada en asegurar que no se dañe la imagen ni los resultados de “nuestra selección” que en ponerle fin a un problema que afecta a la mitad de la población.

Es ese el único sentido en el que se pueden interpretar las desafortunadas, pero a la vez previsibles declaraciones, del Ministro de Interior del Partido Popular, Sánchez-Díaz, afirmando que espera que “el caso no afecte a la selección”. No que se resuelva pronto, ni que no haya más implicados en un caso terrible que nos pone de frente ante el peor destino que reserva el patriarcado a las mujeres, ni siquiera que las víctimas consigan recomponerse pronto, sino simple y llanamente “que no afecte”.