La Conferencia Episcopal Española y el heteropatriarcado

Ricardo Blázquez es el presidente de la reaccionaria Conferencia Episcopal Española (CEE), y también cardenal arzobispo de Valladolid. Ahora es noticia por sus declaraciones durante la realización de las Jornadas de reflexión para el presbiterio madrileño, en el marco del Seminario Conciliar de Madrid.
En la conferencia ‘La belleza del amor matrimonial en la exhortación Amoris laetitia’ hizo una defensa a ultranza de la lucha que debe realizar la Iglesia contra la denominada “ideología de género”. Según Blázquez, la Iglesia tiene que defender que sexo y género son un todo indivisible que va más allá de lo biológico y que se identifica con «una forma especial de sentir». Retomando un discurso que la Iglesia nunca ha abandonado, el de los roles de género como algo natural e innegable.
Los ataques de sectores de la Iglesia contra las mujeres y las personas LGTBI son una constante. Pero no solo los obispos son noticia por sus declaraciones. También lo son grupos católicos que se dedican a ir a los centros de interrupción de embarazo a insultar y acosar a las mujeres que acuden.
Las personas LGTBI sufren constantemente la ofensiva de la Iglesia. Se las sigue considerando “enfermas” que pueden “curarse” mediante el rezo, atacan duramente las leyes contra la LGTBIfobia del Estado español y sus derechos democráticos, como el matrimonio igualitario, que amenazan con arrebatar en cualquier momento.
La rabia sigue aflorando en las manifestaciones del movimiento feminista y LGTBI contra la Iglesia y sus instituciones por la represión sexual que ejercen. Por sus discursos que fomentan el machismo, la LGTBIfobia y el racismo. Por ser uno de los agentes que perpetúa los roles de género y que se erige como “castigo ejemplar” de toda persona que no se ajuste a los estándares heteronormativos que esta sociedad nos impone. Toda esta rabia no puede quedarse en eso. Esa rabia tiene que ser el impulso que nos lleve a organizarnos contra el sistema capitalista y patriarcal, y contra sus instituciones, que solo nos deparan más opresión. A esta tarea que tenemos por delante debemos sumar al resto de la clase trabajadora, la juventud, los y las inmigrantes, y el resto de sectores oprimidos. Unión de fuerzas para luchar contra el capitalismo y el patriarcado y sus múltiples redes que nos oprimen y explotan a diario.