2017, un inicio de año marcado por la violencia machista
La violencia machista no cesa, atravesó el 2016 de principio a fin. El año acabó con 104 feminicidios y 44 minutos de silencio programados por el Estado. Un silencio cómplice de la violencia machista, que afecta a la mitad de la población y marca, como el fuego, la vida de miles de mujeres cada año en el Estado español.
Fueron tan solo 44 minutos de silencio porque las demás no se incluyen en los registros oficiales, no encajan en los estrechos límites de las definiciones legales. Como si fuese por arte de magia, el resultado de esta trampa estadística consiste en que las instituciones las omitan, las invisibilizen, las oculten y las denigren, una tendencia que vuelve a repetirse una y otra vez.
La primera víctima de violencia machista murió en el Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. Tenía alrededor de 40 años y su pareja, un hombre que ya había sido denunciado por malos tratos y sobre el que pesaba una ley de alejamiento que no respetaba, la acuchilló provocándole heridas graves. Ocurrió en el domicilio en el que, pese a la orden judicial, seguían conviviendo.
Otra mujer de entre 25 y 30 años, murió a consecuencia de los golpes sufridos al precipitarse su cuerpo por el balcón de su domicilio, en Madrid. La investigación sigue abierta, un hombre ha sido detenido y todo apunta a que se trata también de un feminicidio.
El tercer caso, ha ocurrido en Gran Canaria. La víctima de 42 años fue encontrada en su casa ya sin vida. En este caso también un hombre ha sido detenido.
¿Qué hace el Gobierno y las instituciones del Estado ante la violencia machista?
El fenómeno del #NiUnaMenos en América Latina impactó con toda su indignación y su rabia en las calles del Estado español, donde miles de mujeres salieron a las calles para enfrentar la violencia machista y los feminicidios. El grito atronador y contundente del 7 de Noviembre impuso la agenda de las mujeres, en medio de los debates electorales. En ese momento, todos los partidos conducidos por la fiebre electoral salieron a repudiar las agresiones, el acoso, las violaciones y los asesinatos que ya le habían quitado la vida a decenas de mujeres en esas fechas.
Meses más tarde, el Senado, movido por la mayoría absoluta del Partido Popular, se oponía a volver a invertir contra la violencia de género las mismas modestas cantidades del 2010, bajo el gobierno de Rodríguez Zapatero, 31 millones de euros. Una propuesta impulsada por Podemos y que contó con el apoyo del resto de fuerzas politicas, menos del Gobierno. El primer revés para el aclamado “Pacto de Estado contra la violencia Machista
Los profundos límites de este primer “gran acuerdo” de la legislatura nos muestra que reducir la lucha contra la violencia hacia las mujeres a un restrictivo acuerdo, surgido de los gabinetes políticos y los equipos de discusión con quienes llevan toda la vida banalizándola no puede ser más que una quimera.
Lejos de ser el ejemplo de buena voluntad política, el denominado “Pacto de Estado” surgió de la presión que miles de mujeres ejercieron en históricas y contundentes movilizaciones. Del mismo modo, su contenido será el reflejo de las conquistas que el movimiento de mujeres consiga arrancarle a los “gestores del Estado”, superando los límites de las discusiones en oscuros despachos alejados de los intereses de quienes padecen diariamente esta violencia.
Se hace cada día más urgente buscar nuevos aliados para enfrentar la violencia machista. Como en Argentina, donde el pasado 19 de Octubre, como repudio al asesinato de una joven, estudiantes universitarios, trabajadores públicos y fabriles pararon su jornada de trabajo bajo el grito de #NiUnaMenos, la fuerza material para imponer un veradero “plan nacional de emergencia contra la violencia hacia las mujeres”, como propone el Frente de Izquierda y de los Trabajadores.
