Trabajadoras de ayuda a domicilio: invisibles nunca más
Conversamos en una cafetería del centro de Madrid con Margarita, Isabel y Ángeles, trabajadoras auxiliares del servicio de ayuda a domicilio de la Comunidad de Madrid. Charlamos sobre su trabajo, sobre la vulneración de derechos laborales, y sobre la lucha que como mujeres y trabajadoras enfrentan día a día en su puesto de trabajo y fuera de él.
Ellas trabajan para Valoriza, una de las empresas que desde el pasado mes de mayo presta el servicio de ayuda a domicilio para personas en situación de dependencia en la Comunidad de Madrid. Pero todas llevan más de diez años trabajando como auxiliares, y todas han pasado por muchas empresas diferentes. Cada dos o cuatro años puede cambiar la licitación y trabajan para una nueva empresa. Las tres, además, son delegadas sindicales, llevan años peleando por los derechos laborales y en los últimos años han visto como se ha redoblado el ataque a sus condiciones. Trabajan en un sector en el que existe una enorme precarización y que está enormemente feminizado.
En sus carnes viven la subcontratación, las subrogaciones con pérdidas de derechos, los recortes en la ley de dependencia, la precarización, la explotación y el patriarcado.
¿Qué problemáticas encontráis en cada cambio de contrato y como os afecta?
Cada empresa por decirlo de alguna manera quiere imponer su propia ley, nosotras nos regimos por un convenio autonómico el cual en teoría prevalece, pero las empresas siempre quieren estrujarnos al máximo de tal manera que perdamos nuestros derechos con cada contrato, como le ocurre al personal nuevo, con contratos en fraude de ley, imposición de más horas que las estipuladas en el convenio…
Nosotras que formamos parte del comité de empresa, somo delegadas y afiliadas a la CGT, intentamos velar para que esto no suceda. Cada vez que una compañera nos cuenta que han querido abusar en horas o en tareas en los domicilios intentamos mediar con la empresa a través de los coordinadores para que todo se desarrolle con más normalidad. La empresa vive de abusar del trabajador siempre y nosotras como comité no podemos permitirlo
Sois contratadas por distintas empresas, pero ¿cómo interfiere la administración pública en este proceso?
Cada pocos años se hace una licitación de este servicio, en la que las empresas estipulan un precio por hora de trabajo que suele ir en relación entre 16 € a 19€ y la liciación se la lleva “el mejor postor”.
Pero este no es el precio que recibimos las trabajadoras sino lo que la empresa cobra por hora de trabajo (nuestro) de la Administración, a nosotras nos pagan a 8€ la hora de trabajo extraordinaria. Imaginemos la ganancia para estas empresas.
Agrego además que deberíamos de trabajar para empresas públicas. Es algo que quizá no sabemos si sería la panacea, pero desde luego lo que no está bien es que empresas privadas puedan entrar a licitar sin tener además ni idea de lo que conlleva la ayuda a domicilio que es tratar con personas dependientes. No debería el gobierno, por ejemplo, dejar que una empresa que se dedica a la construcción pudiera licitar en relación con nuestro trabajo.
En el marco de una época marcada por una crisis social y económica nuestros derechos retroceden cada día. La ofensiva del régimen con recortes y ajustes aumenta las desigualdades, dando lugar a una mayor precarización general de la clase trabajadora. Las mujeres somos uno de los sectores sociales que más sufrimos las consecuencias: un mayor nivel de precariedad, mayores índices de desempleo, aumento de la brecha salarial .
En vuestros trabajos habéis visto como en el último periodo se ha atacado enormemente a vuestras condiciones de trabajo. ¿ha habido un gran empeoramiento de vuestras condiciones en los últimos años? ¿A qué se debe?
Para nosotras se debe a la precariedad en la que vivimos y desde luego ha habido un gran empeoramiento super visible. Hoy las empresas se hacen fuertes gracias al miedo que sufrimos todos los trabajadores por perder nuestros puestos de trabajo: prácticamente en nuestro sector no se habla por miedo.
Las empresas lo saben y abusan de ello; no te obligan, pero te dan contratos a firmar en fraude de ley; no te obligan, pero te hacen hacer horas extras, que si te las pagan con suerte, luego nunca coinciden con el dinero esperado con lo cual hay un gran empeoramiento de las condiciones. En concreto, en nuestro caso, tratándose de un servicio público, la precariedad se debe a que entran empresas privadas que nunca se han dedicado a estos sectores y a una situación de vulneración de derechos en general.
Pero los ataques no se quedan ahí. Las mujeres trabajadoras, que como vemos, sufren la precarización de los sectores más feminizados, además son doblemente atacadas en momentos que como en este, el Estado recorta en prestaciones sociales, lo cual termina repercutiendo en la sobrecarga del trabajo doméstico. La falta de plazas públicas en guarderías y ludotecas, la falta de plazas en residencias públicas para mayores o el aumento de coste de estas, así como los recortes en ayuda a la dependencia hacen que la “segunda jornada” laboral que en su gran mayoría recae sobre las mujeres se endurezca.
En vuestro caso la ley de dependencia tiene además que ver con vuestro reclamo como trabajadoras, pero también como mujeres. Entendemos que vuestra lucha pasa por que la sociedad pueda garantizar unos cuidados dignos a aquel que los necesite y que no recaigan en las mujeres ¿de qué manera explicaríais como se entrelaza todo ello?
Como la sociedad está acostumbrada a que los temas de cuidados recaigan sobre mujeres, hoy en día aún ni se plantea la posibilidad de que un auxiliar sea hombre. Absurdo, porque cuando vamos a los médicos pueden ser médicos o médicas o cuando vamos a la carnicería puede haber un carnicero o una carnicera. Tenemos tan interiorizado que el tema de cuidados tiene nombre de mujer que lo mismo sucede bien sea en la esfera de la casa o familia cuando estos son tomados desde la esfera social.
Otro de los problemas que sufrís como trabajadoras es la grave discriminación y estigmatización, lo cual repercute en el aumento de la precarización de todos estos trabajos. Pareciera que al ser menos valorados socialmente son más fácilmente precarizables.
¿Sentís que vuestro trabajo es menos valorado que otros? ¿cómo percibís cotidianamente la desvalorazación de vuestro trabajo?
Nosotras percibimos a diario la desvalorización de nuestro trabajo porque las empresas nos ofrecen como “chicas para todo”. No dan al usuario una muestra real de lo que es la función de una auxiliar de ayuda domicilio. Las empresas hacen esto por no perder “clientes”. Sin olvidar que somos invisibles para la sociedad, nuestro trabajo no está reconocido. Tenemos diferentes frentes por lo que luchar, uno de ellos es la visibilización de nuestro trabajo, el reconocimiento a todos los niveles… Esto tiene que cambiar, unidas podemos conseguir dar a nuestro trabajo la dignidad que merecemos tanto a nosotras como a los usuarios.
¿Se puede decir que es general la precarización en los trabajos relacionados con este sector (cuidados y ámbito doméstico en general)? ¿Creéis que tiene que ver con que se relacionan socialmente a tareas femeninas?
Claro que se puede decir que es general la precarización, en todos los sectores que estén feminizados siempre va a ir unida la palabra precaria y vulnerable solo por el hecho de ser mujer. Tenemos que acabar con ese techo de cristal general, con esa brecha salarial que nos está ahogando. Y claro, este rol está marcado para la mujer: todo trabajo que tenga relación con los cuidados es “impuesto a la mujer”, feminizado y precarizado.
A pesar de que vosotras realizáis una jornada laboral como cualquier otro trabajador, en condiciones de gran precarización y además sois personal cualificado que se ha debido de formar para poder desempeñar este trabajo la mayoría de las personas no lo perciben como tal. Esto es una consecuencia del patriarcado. Sin embargo, algo está cambiando: el amplio movimiento de mujeres que se viene desarrollando a escala internacional y que golpeó fuertemente en el Estado español pone sobre la mesa distintos debates y pone en cuestión situaciones hasta ahora “normalizadas”. Este año en la huelga del 8M se hizo mucho hincapié en los ejes de cuidados y laboral. En vuestro caso se muestra como en el capitalismo patriarcado y explotación están unidos.
El hecho de que se convocara una huelga fue algo importantísimo, ya que los ataques a las mujeres adquieren un fortísimo componente de clase. El 8M las mujeres nos pusimos a la cabeza de la crítica a las políticas laborales impuestas con la ayuda del gobierno y de las burocracias sindicales. Fue impresionante el movimiento de mujeres que encabezó la más grande movilización en años. En ese proceso se sintió que en muchos lugares de trabajo las mujeres -cansadas de las condiciones laborales, de la doble jornada laboral y de la doble moral social- comenzaron a organizarse.
¿Cómo vivisteis vosotras la huelga del 8M y los debates previos? ¿Y cómo impacta todo este proceso a vuestras compañeras de trabajo?
Este año la huelga del 8M la hemos vivido diferente a otros años ya que este año el impacto era mucho mayor, tuvo una connotación mucho más fuerte. Salimos a la calle reivindicando los derechos de las mujeres: que no tienen que ser diferentes a cualquier otra persona, que todos somos iguales, que no debe de haber brecha salarial, que todos debemos tener el mismo sueldo hagamos lo que hagamos. Nos encantaría vivir en un mundo en el que nadie piense que por ser mujer tienes que estar en un sector determinado, por ejemplo, en los de cuidados, o en la limpieza.
A mi particularmente me abrió la mente -explica Isabel-, porque pertenecía a otro sindicato que era CCOO. Y la manera en que querían desarrollar la huelga laboral y de cuidados parando únicamente dos horas me hizo pensar. Ahí vi claramente que no podía seguir afiliada a ese sindicato y finalmente decidí afiliarme a otro que apoyase verdaderamente la huelga.
Nos explican que después decidieron irse de CCOOO, que era el sindicato donde estaban, por la falta de apoyo que recibieron a su lucha.
Esa pelea, además, se dio en los centros de trabajo para poder convocar y ejercer el derecho a huelga. En muchos casos esta situación puso sobre la mesa una de las consecuencias de la precarización, en este caso femenina: las trabas y dificultad para organizarse en los centros de trabajo y la falta de derechos básicos como es el de poder ejercer el derecho a huelga.
Los sectores relacionados con los cuidados en muchas ocasiones son olvidados por las grandes organizaciones sindicales. Vosotras lleváis tiempo organizadas. Actualmente participáis en la CGT y lleváis a cabo una pelea constante en la que tratáis de organizar a vuestras compañeras de trabajo. ¿Qué importancia la dais a la organización de las trabajadoras de vuestro sector? De las mujeres y en general de la clase trabajadora…
Bueno tenemos que darle enorme importancia. Las trabajadoras tenemos que organizarnos, tenemos que estar todas unidas para que esto sea mejor. Para eso necesitamos esa unión que todos los empresarios quieren que desaparezca y nosotros no podemos permitirlo. Dicen que la unión hace la fuerza: debemos conseguirlo. Cuando desde la clase trabajadora nos creamos de una vez que somos la mejor clase y la que sacamos adelante todo, ese día celebraremos haber ganado no la guerra, pero si una batalla. Y no podemos decaer porque siempre habrá alguien al acecho… ¡viva la lucha de la clase trabajadora!