¿Más policía es la solución contra las agresiones LGBTIfóbicas?

¿Más policía es la solución contra las agresiones LGBTIfóbicas?

Al igual que en julio y septiembre, el 18 de diciembre volvió a tener lugar en Zaragoza una concentración contra las agresiones LGBTIfóbicas en la calle Fita, zona de ambiente donde habían tenido lugar varios ataques los días anteriores. Las anteriores convocatorias en la ciudad habían tenido lugar en rechazo al asesinato homófobico de Samuel y la posterior represión policial del Gobierno contra la manifestación homóloga en Madrid, y a la oleada de ataques LGBTIfóbicos que volvió a las pantallas en septiembre.

Frente a las nuevas agresiones se realizó una convocatoria amplia, urgente y sin logos para el 17 de diciembre, impulsada por colectivos que venían ya convocando las movilizaciones por Justicia Por Samuel y otras agresiones –entre las que se encontraban Contracorriente y Pan y Rosas-.

Sin embargo, colectivos del entorno de Podemos y PSOE, como Towanda y Somos, que callaron ante las movilizaciones del 10 de junio y 11 de septiembre contra la posterior represión policial por parte del Gobierno progresista a la manifestación que protestaba por el asesinato homofóbico de Samuel, decidieron convocar a otro día y hora, el 18 de diciembre en calle Fita, a pesar de saber de la existencia de la convocatoria del 17 de diciembre (y al que llamaron públicamente a boicotear cualquier acto que no fuera con su sello). Para no dividir fuerzas, las organizaciones que realizaron la primera convocatoria llamaron a unirse todes juntes a esta última con una posición independiente del gobierno, anti represiva y llamando a la autoorganización y la autodefensa contra la posición punitivista de estos colectivos.

Pero estas extrañas maniobras para dividir el movimiento lgbtibi, no se podían entender sin el intento de colectivos como Towanda y su portavoz, de intentar recuperar el crédito político y ya de paso usar el escaparate de la movilización para imponer su programa de lavado de cara de las fuerzas policiales. Programa que se concreto con las diversas reuniones mantuvieron con el inspector de Participación Ciudadana de la Policía Nacional, Carlos Franco, y la inspectora Beatriz Gambón para pedir más policía en las zonas de ocio y colaboración con los cuerpos represivos en centros escolares como alternativa.

Tal y como indicaba Heraldo de Aragón en unas declaraciones de las que ningún colectivo se ha retractado hasta ahora,, “Policía Nacional y colectivos LGTB+ de la ciudad se han propuesto acabar con las agresiones homófobas que en las últimas semanas se han repetido en el exterior de bares de la calle Fita y adyacentes, donde se concentran varios locales de ambiente. Pepe Paz, secretario de Towanda (ex-asesor de ZeC, marca de UP en Zaragoza), explicó este viernes que les propusieron que la formación estuviera vinculada con la cercanía a los colectivos que participaron en la reunión e incluso a asociaciones LGTB de funcionarios de las Fuerzas de Seguridad del Estado”.

En la misma convocatoria, a través del micro abierto las intervenciones de Contracorriente entre otras denunciaron el rol de las fuerzas represivas y de un estado que sigue precarizando nuestras vidas y dando alas a la extrema derecha que nos ataca en las calles. La desconfianza en la policía para acabar con las agresiones LGBTIfóbicas, ¿no tendrá algo que ver que se trata de la misma la policía que el gobierno enviaba a cargar contra activistas LGBTI en julio cuando protestaban contra el asesinato de Samuel al grito de maricón? ¿O a alguien le parece extraño que no haya confianza en los Mossos d’Esquadra que asumieron en juicio su responsabilidad en la muerte del activista LGBTI Juan Andrés Benítez en Barcelona en 2013 y siguen patrullando en impunidad? ¿Es que no sobran los motivos para desconfiar de la justicia que pide años de cárcel para los 6 de Zaragoza por una protesta antifascistas o la judicatura patriarcal que revictimiza a quienes denuncian una agresión sexual? ¿No sigue la policía deteniendo a huelguistas en Cádiz o persiguiendo a migrantes bajo perfiles racistas? ¿No sigue “el gobierno más progresista de la historia” organizando toda esta represión y manteniendo la Ley Mordaza?

No hay nada más peligroso que creer que puede utilizarse el poder punitivo del estado burgués para enfrentar a la extrema derecha. Toda medida que fortalezca al estado y su poder represivo contra las libertades democráticas, aunque pueda causarles molestias temporales a los fachas, será más temprano que tarde utilizada contra la clase trabajadora, los movimientos sociales y sus organizaciones.

Por ejemplo, la respuesta anunciada a bombo y platillo del gobierno tras la oleada de agresiones LGBTIfóbicas en septiembre fue anunciar “la cooperación de manera directa con las unidades policiales en la investigación de los episodios de delitos de odio de mayor gravedad, complejidad o trascendencia mediática”. Quien se encarga de ello es el ministro de Interior Fernando Grande-Marlaska, con un amplio historial de encubrimiento de torturas como juez y último responsable del operativo que mandó reprimir a la policía en la manifestación que protestaba contra el asesinato homofóbico de Samuel, de las deportaciones en caliente o la administración de los CIEs.

¿Éstas son nuestras herramientas? ¿Esta es la forma de frenar a la LGBTIfobia que defienden estos colectivos que colaboran con la policía? Por ello es importante debatir contra los sectores del movimiento LGBTI que traten de instrumentalizar la lucha de la disidencia sexual hacia la confianza en los gobiernos e instituciones capitalistas, llegando a blanquear a la policía en este caso.

La vía para combatir a la LGBTIfobia y la extrema derecha no pasa por el refuerzo de la capacidad punitiva del Estado que la integra como una de sus alas. Pasa por desarrollar un movimiento independiente que combata todas sus expresiones. Como dice el comunicado estatal de las movilizaciones contra las agresiones LGBTIfóbicas en septiembre:

“Levantemos la solidaridad y la autodefensa antifascista contra los ataques LGBTIfóbicos y la represión del estado, codo con codo con el antirracismo, el movimiento de mujeres, la clase obrera y la juventud. Organicémonos en los centros de estudio, de trabajo y en los barrios. Salgamos miles a la calle no sólo para exigir justicia y defendernos, sino también para pelear contra este sistema patriarcal, racial y capitalista.”

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