¿Por qué el Estado no cuenta la verdad sobre la violencia machista?
Crímenes que no cuentan
Según el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad, en lo que llevamos de año 45 mujeres han sido asesinadas víctimas de violencia de género. Una cifra brutal pero que no refleja la realidad de los feminicidios en el Estado español. Las organizaciones feministas y de víctimas de violencia de género vienen denunciando la parcialidad de los informes oficiales que dejan fuera a una realidad mucho más amplia de la que expresan.
Según estudios impulsados por organismos independientes y no oficiales, son 90 las asesinadas por cuestión de género en lo que llevamos de 2017, el doble de lo que expresan las estadísticas oficiales. Pero 2017 no es un año excepcional, lo mismo ocurre si estudiamos las cifras de los últimos años. En Feminicidios.org, un observatorio de la violencia de género, tratan de contabilizar y estudiar los datos de la violencia de manera independiente. En sus informes anuales presentan datos que, como en 2017, llegan a duplicar los del gobierno. En 2016 según el gobierno fueron 44 las víctimas, según el observatorio citado 105, lo mismo ocurre si vamos comparando los datos año por año.
Pero ¿por qué ocurre esto? La diferencia se debe a lo que se entiende como violencia de género. Las instituciones oficiales consideran mujeres víctimas de violencia de género solo aquellas mujeres asesinadas por sus parejas o ex parejas. La ley de hecho limita que la relación entre víctima y asesino fuera “estable y comprobada”. Este hecho excluye gran cantidad de asesinatos, lo que hace que las cifras no correspondan con la realidad. No reconoce por ejemplo casos en los que la relación no es estable, por reciente o esporádica, ni los asesinatos a mujeres en situación de prostitución, o en los que hay consanguinidad. Esto sin dudad oculta una realidad mucho más amplia.
La hipocresía del gobierno
Algunas asociaciones independientes que se dedican al estudio de la violencia de género denuncian la poca claridad del Gobierno y organismos oficiales a la hora de presentar estos datos. Se desconoce el protocolo de reconocimiento de casos que debería ser público y al alcance distintos observatorios independientes de las violencias machistas, de asociaciones de víctimas y organizaciones de mujeres.
Las cifras reales hacen mucho más difícil sostener ese discurso de que se trata de “casos aislados”. Según el relato del gobierno, de las instituciones y de todos los cómplices de este discurso, estos casos afectan solo a algunos sectores de la población y en algunos los presentan casi fruto del azar. Un discurso hipócrita y criminal que cada vez se sostiene menos y comienza a ser más cuestionado.
En la sociedad que vivimos, la de las democracias liberales en el marco del sistema capitalista, la ampliación de derechos en el plano formal choca frontalmente con la desigualdad que cientos de miles de mujeres sufren en su día a día. En este marco las cifras de muertes sobre violencia machista pueden parecer inexplicables y el discurso oficial puede ser paralizante. Con esta lógica es muy difícil entender como desde 2010 hay más de 800 mujeres asesinadas por cuestión de género en el Estado español, un lugar donde en el plano legal se “garantiza” la igualdad entre hombres y mujeres. El feminicidio no se comprende sino acompaña a la palabra patriarcado. Y el patriarcado se sirve de multitud de violencias hacia las mujeres para sostenerse. El feminicidio es el último eslabón de una enorme cadena de violencias machistas. Es la punta del Iceberg de toda una sociedad patriarcal que manifiesta sus violencias hacia las mujeres en forma sexual, psicológica, física, laboral, institucional, virtual, xenófoba… Multitud de violencias todas ellas legitimadas por el Estado capitalista y sus instituciones.
En los últimos años hemos visto como la indignación ha crecido ante el aumento de las mujeres asesinadas; el rechazo a los casos de violencia sexual y otras violencias que sufrimos las mujeres han movilizado a cientos de miles los pasados 25N y 8M. También este último año, el caso de Juana Rivas, la mujer que luchó porque sus hijos no fueran entregados a su ex pareja condenado por malos tratos, o el escándalo de “La manada”, han alimentado el profundo descontento que ha despertado un fuerte movimiento de mujeres. Miles han salido a la calle llenas de rabia para movilizarse contra la justicia patriarcal, contra la hipocresía del gobierno y las instituciones y por “Ni una menos”. Un lema con el que las mujeres ya advertimos que para frenar la violencia machista hay que organizarse y movilizarse. Cada vez menos creemos en el discurso que nos posiciona como víctimas y nos paraliza.
Con este impulso necesitamos poner en pie un movimiento de mujeres en las calles, independiente de este Estado y de sus instituciones. Un movimiento que exija todas aquellas medidas necesarias para enfrentar las consecuencias de la violencia machista y de la opresión a las mujeres. Pero al mismo tiempo, que denuncie que este sistema capitalista y patriarcal es el que nos oprime y explota. Un movimiento que transforme la rabia en organización y lucha.
[…] lo que llevamos de 2017, lo que muestra con números la cruda realidad de la opresión de género. ¿Por qué el Estado no cuenta la verdad sobre la violencia machista? Hay respuestas que sólo cobran claridad con la organización y la […]